Tus palabras fuera de control, tu cuerpo tendido sobre aquél lugar donde siempre te vuelves cómplice. Del otro lado, estoy yo. Humeda, agitada y con esas ganas inevitables que cuelgan de promesas accesibles.
Las caricias dejan de sentirse autocomplacientes para cambiarse por las tuyas, aunque sea por instantes. Tu complicidad envolvente me abraza y pide con alevosía mi cuerpo.
Yo, necesito sentir esa punzada que crece cada vez que al oido me susurras deseos, necesidades y palpitaciones.
No ibas a tener que preguntar. Acuérdate.
3 comments:
El primero en comentar...
El primero en disfrutar...
El primero en escucharte...
El primero en verte...
El primero...
Por ti el primero.
Palabras pequeñas...
...Pensamientos enormes.
Tan sugestivo, tan prometedor, tan... mmm... como decirlo... tan lujurioso y exaltador, tan bello.
Saludos y ahora va en serio.
Orales, que bonito. Y creo que ya.
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