Llevas así varios años de tu vida y por falta de fuerza de voluntad te has jodido tú sola. Desde que llegaste, empezaste a cansarte. Recordatorios evidentes todo el tiempo, circunstancias que no te permitían disfrutarlo pero ¿qué hiciste para remediarlo? Nada. Como siempre.
Eres buena para escupir verborrea a los demás, para que aquellos hablen de lo interesante y analítica que puedes ser pero ¿Tú te la crees?. Basta con ser dura un ratito contigo mismas, sí, así como lo eres toda la vida. A todos perdonas, a todos justificas pero tú sola no te dejas ni un momento de perdón o justificación. ¿Cuando será el día que aprendas a dejar de querer tener control sobre todo aquello que sabes perfecto que emana de ti y no puedes controlar? Y así, transcurrieron los meses, como transcurrieron tu histéria, lágrimas y corazónes de arena.
Derepente llegó el día en que te dieron con la piedra más grande a la que hace tiempo temías. ¿Ya lo sabías, no? Entonces para que te quejas, para que tanta habladuría. Por favor, te sabías pendeja desde hace tiempo. Irónicamente, fué lo que te hizo cambiar.
Te basto quedarte sola para comprender que no necesitas tener aquello latente que sólo te jode más la herida.
Te basto con creer en que los defectos son el pan de cada día.
Te basto con saber que la única que seguía creyendo esas tonterías eras tú.
Suficiente.
Te sentiste por los suelos unos cuantos días. Sabías que pasaría, ¿para qué el drama? También sabías que pensar en ello seguía lastimándote. Pero bueno, dejaste de pensarlo. Te buscó. Tú, con un nudo en la garganta y el corazón apachurrado te portaste déspota e insensible. Bravo.
Recuperaste tu dignidad y ¿qué pasó? No podías quedarte si querer cometer nuevamente esa pendejada. ¿No entiendes? Él mismo te lo dijo. No mentirás, lo estuviste disfrutando estos días pero ayer fue diferente. Ya te cansaste. ¿Por fin aprenderás a decir "no"? Y déjate de tonterías y habla. No dejes suspendido aquello que te está molestando. Ah, y deja de crear falsas ilusiones, explicale que alimentaste tu ego, nada más.
Por cierto, también ya deja ese otro asunto por la paz. Ten los suficientes para decirlo. Ya lo sospecha.
Hoy, te sientes más tranquila. Sin querer saber nada de nadie, pero tranquila. Parece que entendiste. Si el día de mañana despiertas con esos años de tu vida, date una vueltita por acá y dale una leidita a esto. A ver si cagoteándote tu misma entiendes. Despierta, ya.
Por cierto, ya dejate de pendejadas y no le vuelvas a contestar. (Esto último leelo a diario)