Wednesday, June 18, 2008

Si bien todo el tiempo soy complicada y contradictoria hasta los huesos, llega un punto en el que me dejo de percibir cuando me miro en aquél espejo de las ultimas horas. No, ya no conozco a esa que me dejo condicionada con lo que fuí, ni tengo idea de lo que es mi "por venir". Ironía, tal vez. Lo cierto es que juré, bendije y maldije lo mismo más de cien veces. ¿qué más da?

Y la peor parte es que no me ha quedado claro. Pero ¿qué es eso que tanta veces me intento aclarar? Qué poca claridad y qué tanta pendejez la mía. Pendeja por convicción, sin más.

Una vez más, gustosa y con el encabronamiento calándome, me trago mis palabras, le hago otro rasguño a mi ego y me arreglo ese traje que tantas veces he usado por aquellas noches y sonrió...

"Nadie como tú, mujer con ojos de mar."

Pendejo, tú.
¿Quién dijo miedo?

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